El artista de genio no cambia la realidad, lo que cambia es
nuestra mirada. La realidad sigue siendo la misma, pero la vemos a través de su
obra, es decir, de un lente distinto. Este lente nos permite acceder a grados
de complejidad, de sentido, de sutileza o de esplendor que estaban allí, en la
realidad, pero que nosotros no habíamos visto.
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