La vida es sencilla para el corazón: late mientras puede.
Luego se para. Antes o después, algún día ese movimiento martilleante se para
por sí mismo y la sangre empieza a correr hacia el punto más bajo del cuerpo,
donde se concentra en una pequeña hoya, visible desde fuera como una zona
oscura y blanda en la piel cada vez más blanca, a la vez que la temperatura
baja, los miembros se endurecen y el intestino se vacía.
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