domingo, 3 de junio de 2012

Pan, dios fauno

La absurdez de existir y creer incluso que el clavo que uno clavó resistirá mucho tiempo. Coleccionar estupideces. Sentirse ajeno al ruido. Encarnar el personaje solitario del que de vez en cuando se habla, con su barba blanca, su mierda y sus cosas.
-¿Qué hay?
-Soy yo… Haríamos bien en no cazar mañana juntos.
- ¿Por qué?
-Porque no respondo de que una de mis balas vaya a metérsela en el pecho.
No respondió nada y volví a bajar. Después de esta advertencia no se atrevería sin duda a salir de caza al otro día… Pero si era tan inteligente, ¿por qué fue a galantear a Maggie debajo de mi msima ventana…? ¿Por qué no acababa de irse, ya que la famosa carta de la condesa lo llamaba…? Sin duda una enorme batalla se libraba en su cerebro, pues a veces apretaba los dientes y murmuraba: “¡Nunca, nunca!...” ¡Prefiero la condenación…! ¡Nunca!
A la mañana siguiente, a pesar de mi clara amenaza, entró a despertarme:
-Arriba, camarada hace un tiempo bueno para cazar…! ¡Ah, y conste que lo que me dijo anoche es de lo más estúpido!
… Durante todo el día erramos por el bosque sin hablarnos, fallando todos los tiros quizá porque íbamos pensando en otra cosa. A eso de mediodía Glahn se obstinó en ir siempre delante de mí, sin duda por bravuconería, para indicarme que me daba facilidades para cumplir mi amenaza;
                Pan, Knut Hamsun

De
Knut Hamsun nació en 1859. Nació ochenta años antes de traicionar a la patria noruega que lo había considerado un héroe y apoyar a Hitler, nació casi un siglo antes de regalar la medalla del Premio Nobel a Goebbels y de ser juzgado por un tribunal de posguerra. Knut Hamsun nació ochenta y tantos años antes de escribir La senda por la que la hierba crece, su último libro, en el manicomio donde lo relegaron. Nació cuando las locomotoras exhalaban sus primeros suspiros tímidos, ochenta y seis años antes de que la bomba atómica cayera sobre Japón y él tuviera que demostrar, con ese último libro, que no se había vuelto loco.

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