Leer las observaciones “quirúrgicas” (LP 171) que Pound
introdujo en el manuscrito es como asistir a la ilustración de sus principios
poéticos. Pound aplicó al poema las exigencias de claridad, concentración y
brevedad propias del credo imaginista y vorticista. Añadió poco y ofreció pocas
alternativas; en cambio, eliminó muchos versos: de las hojas mecanografiadas
que preceden a la última sección de “Lo que dijo el trueno”, y que suman un
total de quinientos once versos, casi la mitad fueron suprimidos por él. Su
gran logro consistió en rescatar lo auténtico echt- de los versos derivativos y
artificiales. Eliminó el efecto fácil, la tonalidad falsa, la frase desgastada,
la palabra “débil”, es decir, estereotipada o excéntrica, y el ritmo inadecuado,
demasiado mecánico y repetitivo. Cercenó el material no esencial y contribuyó
al vigor y a la sutileza prosódica. Pound no alteró el significado del poema ni
cambió su visión filosófica, sólo se ocupó de cuestiones técnicas. Años más
tarde, Eliot reconocería su buen juicio: “Como crítico era maravilloso, porque
no intentaba transformarte en una imitación de sí mismo. Intentaba ver lo que
estabas haciendo”…
Sobre “La
tierra baldía”, T.S.Eliot. Edición Cátedra.
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