lunes, 20 de agosto de 2012

viajar para ir

Pero el que vaguemos para perdernos o para encontrarnos, por bibliotecas o por caminos, depende de nuestra propia voluntad, no de las ciudades hostiles o acogedoras que hay detrás y delante de nosotros. Podemos anclarnos en una página poco profunda, sin avanzar jamás, o, como el Judío Errante, navegar hacia delante con la corriente, más y más lejos, hacia el extenso horizonte. “Por mi parte”, escribió Robert Louis Stevenson, uno de los hombres más compasivos, “no viajo para ir a ninguna parte sino para ir. Viajo por viajar. El gran asunto es moverse”.

            “La biblioteca del Judío Errante”, Alberto Manguel


Libros de los que no sé nada:

Deadlines de Phil Cousineau
Montaigne de Eduardo Lourenço
La novia de Odesa de Edgardo Cozrinsky
Dostoyevski lee a Hegel en Siberia y rompe a llorar de Lázló Flöldényi

No hay comentarios:

Publicar un comentario