Decíamos ayer...
Enamoramiento: la persona que se convierte en proyecto
El presente texto es parte de la transcripción de una
conferencia dictada por don Julián Marías,
Y hay un texto particularmente interesante que es que cuando
exagera Calisto, cuando dice que es Dios, su amada Melibea es Dios, su criado
le dice: “pero tu no eres cristiano”. Y dice: “¿Yo, cristiano? Yo, melibeo soy,
en Melibea creo, a Melibea amo.” Melibeo soy...: toma el nombre como
equivalente de cristiano para ser Melibeo. Es decir, La Celestina es la
historia de los amores de Calisto y Melibea – yo diría de Melibea y Calisto,
porque Melibea es más importante, sin duda ninguna. La Celestina es un
personaje que procede de la comedia latina, de la comedia medieval y es un
personaje tópico, no es propiamente un personaje sino antes un caso. Y este
texto en que dice que “melibeo soy, en Melibea creo, a Melibea amo” es
justamente la expresión exagerada, extremada, vehemente, apasionada de ese amor
único porque se ha convertido Melibea en su proyecto – esto es lo
característico.
Y por tanto plantea un problema antropológico: ¿Cómo es
posible el enamoramiento? ¿Cómo es posible que una persona sea proyecto de
otra? Lo demás es normal, es perfectamente comprensible: proyectarse en la
amistad, en el amor..., hay una proyección posible de odio etc. Pero que esa
persona sea mi proyecto, que forme parte de mi realidad y por tanto yo no sea
él que era hace algún tiempo, antes del enamoramiento, sino otra persona
distinta – esto es algo absolutamente nuevo, que plantea un problema no ya típico,
no ya puramente sentimental, sino un problema antropológico. ¿Cómo es posible
esto?
En uno de mis libros más recientes, he dicho que hay un
principio físico, universal, general y muy importante que es la impenetrabilidad
de los cuerpos y hay un fenómeno contrario que es la interpenetración de las
personas: las personas pueden estar interpenetradas. Una persona puede estar
habitada por otras. Este fenómeno que es el inverso de la impenetrabilidad de
los cuerpos: este micrófono está encima de la mesa, no puede estar en la mesa,
dentro de la mesa... no puede estar, se excluye. Son impenetrables, todos los
cuerpos son impenetrables. En cambio las personas no: las personas permiten la
interpenetración. Y esto es una forma de admiración de una por otra. Y uno de
los casos particulares es el enamoramiento, que plantea, repito, un problema
antropológico, puramente antropológico.
Esto tiene consecuencias decisivas para las personas, para
la persona enamorada, para la persona de quien alguien está enamorado, porque
altera su realidad: no ya sus actos, su conducta, sus sentimientos, sino su
misma realidad. Lo cual plantea un problema rigurosamente personal. Esto,
claro, es lo que, en definitiva, en esta forma que les digo en que predomina la
intensidad, la saturación, de las situaciones humanas, de las relaciones
humanas, es el origen de esa actitud menos radical, más amplia, más
posiblemente compartida, que es el amar, la proyección amorosa – que hace que
haya una especie de vigencia social y una actitud de difusión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario