sábado, 20 de abril de 2013

Porque cada uno se gasta su dinero en lo que le da más placer, mercancía

¿Por qué considera peligrosa la edición digital?
Por la misma razón que los aficionados a los vinos aprecian más el Cháteau Mouton en su botella que el cháteau-carton en su práctico envase. Por igual razón que mis amigos preferían el caldo de buey que hacía en su casa Marlene Dietrich a las pastillas que disolvá en el agua Marilyn Monroe. Porque cada uno se gasta su dinero en lo que le da más placer. Y a mí me gusta el papel, y ls librerías, y los encuadernadores y el oficio de impresor. Cuando uno deja de ir al mercado deja de pertenecer al pueblo.
                De la entrevista de Antonio Fontana a Mauricio Wiesenthal en ABC cultural 20-4-2013.
 
En la calle de la Montagne-Sainte-Geneviéve, en París, o en la calle de Docteur-Fanton, en Arlés, cuando vuelvo de uno de mis dos hogares, me retraso en el escaparate de un vendedor de vinos y me digo a mí mismo que en ese mundo se ha guardado una sangre fría que muchos editores han perdido. Las etiquetas de las botellas están a menudo adornadas con un grabado que evoca los viñedos, pero el caldo y su origen son las primeras informaciones que capta la mirada. Al contrario, en los libros, y por el choque de las imágenes, el nombre del autor y el título son hoy día a menudo menos visibles que sus promesas de ser de excelente calidad. Y cuando abrimos estos libros se confirma la impresión de estar delante de una mercancía…      
 La sabiduría del ditor, Hubert Nyssen

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