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Nada es mas.
El escepticismo antiguo no es simplemente un discurso
teórico, ni tampoco un sistema, es sobre todo una forma de vida que el filósofo
elige, es también una práctica de liberación personal, cuya finalidad es lograr
alcanzar la felicidad. Para este propósito se utilizan una serie de técnicas
escépticas como son la suspensión del juicio (epoje) y la ataraxía. Una vez
alcanzado se produce una transformación en la forma de ver del mundo y en su
relación con él, que podría definirse como indiferencia.
El prototipo de sabio escéptico es su fundador Pirrón de
Elide, cuya renuncia a las cosas mundanas, su indiferencia y su forma de vivir
causaron tal admiración entre sus conciudadanos que según cuenta Diógenes
Laercio, "por su respeto se dio decreto de inmunidad a los
filósofos".
"Nada es más", este es el lema del movimiento
escéptico: ninguna cosa es más, ni más cierta, ni más falsa, ni mejor, ni peor.
Después tratar de hacer todo lo posible por conseguir un criterio para saber la
verdad, el resultado es que ningún argumento resulta claramente definitivo para
desvelar las apariencias, por tanto lo más acertado es suspender el juicio, a
partir de esta decisión uno consigue liberarse de la inquietud. Esto da paso a
una nueva forma de ver el mundo, de relacionarse con la realidad y romper así
las ataduras dogmáticas.
Periodos.
El escepticismo antiguo puede dividirse en tres periodos,
separados de una manera relativamente más clara que en otras escuelas:
El pirronismo es el escepticismo más antiguo, llamado así
por la enorme influencia de su fundador Pirrón de Elide, según el cual, ni los
sentidos ni la razón pueden proporcionar un conocimiento verdadero, por lo que
recomienda abstenerse de hacer juicios y permanecer indiferentes, para tratar
de conseguir ese estado de ánimo peculiar que se llama ataraxía. Junto con su
discípulo Timón de Fliunte fueron los escépticos más importantes de esta época.
El escepticismo académico o medio,
La escuela escéptica,
Fuentes antiguas.
Las principales fuentes para el estudio del escepticismo son
las obras de Sexto Empírico, Diógenes Laercio, Timón de Fliunte, Cicerón y Aulo
Gelio. Otras fuentes indirectas son algunos comentarios breves y más bien
críticos de Epicuro, Agustín de Hipona, Eusebio de Cesarea o Plutarco de
Queronea.
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