La casa, con tejados de pizarra negra, se caía como una
construcción de dominó desde los dos o tres últimos eneros: la piel de las
esquinas se descascarillaba en anchas láminas mustias, una de las verandas,
derruida, inclinaba las tablas hacia el matorral de la cerca, las cortinas se
destrozaban a través de los agujeros de los cristales, los pabilos de
navegación de los fantasmas difuntos, a la deriva de ventana en ventana, se
volvían dispersos y tenues, y la música se tambaleaba vacilante en los
desniveles de las notas, al borde de una dolorosa agonía.
“Tratado
de las pasiones” Antonio Lobo Antunes
En la RAE:
veranda.
(Del ingl. de la India verandah, y este del hindi varandā).
1. f. Galería, porche o mirador de un edificio o jardín.
pabilo o pábilo.
(Del lat. vulg. papīlus).
1. m. Mecha que está en el centro de la vela.
2. m. Parte carbonizada de esta mecha.
3. m. Ven. Hilo grueso, resistente, poco tramado, hecho de
algodón, que se emplea, entre otras cosas, para tejer alpargatas, hamacas o
cubrecamas.
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