Vivieron
varias semanas de felicidad (no era, no podía ser la felicidad exacerbada,
febril, de los jóvenes, para ellos ya no se trataba de explotarse la cabeza ni
de despedazarse gravemente durante un fin de semana; era ya –pero todavía
estaban en edad de divertirse- la preparación para esa felicidad epicúrea,
apacible, refinada sin esnobismo, que la sociedad occidental propone a los
representantes de sus clases medias-altas). Se habituaron al tono teatral que
adoptan los camareros de los establecimientos de varias estrellas para anunciar
la composición de los aperitivos y otros abrebocas; también a la forma elástica
y declamatoria con que exclamaban, a cada cambio de plato, ¡Buena continuación
señoras y caballeros! Y que a Jed le recordaba aquel ¡Buena celebración!...
¿Cree que era
un utopista? –preguntó al cabo-. ¿Un completo irrealista?
En cierto
sentido sí, sin lugar a dudas. Quería suprimir la escuela, pensando que los
niños aprenderían mejor en un ambiente de total libertad; quería suprimir las
cárceles, pensando que los remordimientos serían un castigo suficiente para el
criminal. Es difícil leer todas estas absurdidades sin una mezcla de compasión
y de desaliento. Y sin embargo, sin embargo…. –Houellebecq vaciló, buscó
palabras-. Sin embargo, paradójicamente, tuvo cierto éxito en el aspecto
práctico. Para poner en práctica sus ideas sobre el retorno a la producción
artesanal, creó muy pronto una empresa de decoración y mobiliario: los obreros
trabajaban en ella mucho menos que en las fábricas de aquel tiempo, que es
verdad que eran más o menos presidios, pero sobre todo trabajaban libremente,
cada uno era responsable de su tarea de cabo a rabo, el principio esencial de
Morris era que la concepción y la ejecución nunca debían separarse, no más de
lo que lo estaban en la Edad Media. Según todos los testimonios, las
condiciones de trabajo eran idílicas: talleres luminosos, aireados, a la orilla
de un río. Todos los beneficios se repartían entre los trabajadores, salvo una
pequeña parte que servía para financiar la propaganda socialista. Pues bien,
contra todo pronóstico, el éxito fue inmediato, incluido en el sector
comercial. Después de la carpintería se interesaron por la joyería, la talabartería,
luego las vidrieras, los tejidos, las tapicerías de muebles, siempre con el
mismo éxito: la sociedad Morris & Co. Generó ganancias constantemente,
desde el principio hasta el fin de su existencia. Lo que no consiguió ninguna
de las cooperativas obreras que se multiplicaron a lo largo del siglo XIX; ya
fueran los falansterios de Fourier o la comunidad icariana de Cabet, ninguna
consiguió organizar una producción eficaz de bienes y mercancías, exceptuando a
la sociedad fundada por William Morris sólo se puede hablar de una sucesión
defracasos. Sin hablar siquiera de las
posteriores sociedades comunistas…
Pg. 234-235
“El mapa y el territorio” Michel Houellebecq
WILLIAM
MORRIS - biografiasyvidas y wikipedia:
Walthamstow,
Londres, 1834 - Londres, 1896) Escritor, reformador social, diseñador y artista
inglés que a través de su obra literaria, teórica y artística intentó la
renovación de la cultura recuperando el espíritu de las artes y oficios
medievales. Como diseñador y artesano, su obra ejercería gran influencia en el
diseño de libros, en el arte de la impresión, en las artes visuales y en el
diseño industrial del siglo XIX. Su ideario social, de signo utopista, quedó
recogido en escritos teóricos y en novelas como Noticias de ninguna parte
(1890)…
… En Oxford
conoció al pintor prerrafaelista E. Burne-Jones, cuya romántica religiosidad
había de producir en él crisis místicas, pronto dominadas por la reflexión y
por su amor a la vida. Su pensamiento quedó definido de 1853 a 1855. La fuerte
influencia producida sobre él por la predicación de J. Ruskin, y su
descubrimiento del gótico en las catedrales de Francia e Inglaterra lo
orientaron hacia un "retorno al gótico", basado en razones sociales
de carácter libertario, y por ello laico. Fue ésta la más original
característica de su ideología, que, en el terreno político, desembocó en su
adhesión al Manifiesto de Marx.
Morris estuvo
estrechamente vinculado a la Hermandad Prerrafaelita, movimiento que rechazaba
la producción industrial en las artes decorativas y la arquitectura, y
propugnaba un retorno a la artesanía medieval, considerando que los artesanos
merecían el rango de artistas.
Tras culminar
sus estudios, comenzó a trabajar en 1856 en la firma de arquitectura de G.E. Street. Con Webb
construyó la Red
House, que fue su regalo de boda para Jane Burden. En los años siguientes
(1857-62) se convirtió en pintor profesional. Con su experiencia en arte y
arquitectura fundó, en 1861,
junto con Dante Gabriel Rossetti, Burne-Jones, Madox Brown y Philip Webb, Morris,
Marshall, Faulkner & Co., una empresa de arquitectura y diseño industrial
que él personalmente financiaba. Mediante esta empresa, Morris creó un
"revival" cultural en la Inglaterra victoriana que se basaba en las
artes y los oficios de la época medieval como paradigma de la primacía del ser
humano sobre la máquina y a la vez de un trabajo hecho atendiendo a las más
altas cotas de expresión artística.
Este
movimiento atrajo a gente de todo el mundo y en 1875 la compañía pasa a
llamarse Morris and Co., con Morris como único propietario. Durante gran parte
de su vida, Morris se preocupó intensamente en preservar las artes y oficios
medievales abominando de las modernas formas de producción en masa. En 1883 fundó la
Federación Socialdemócrata y más tarde organizó la Liga Socialista.
Esta
vacilación, también, sobre sus derechos sexuales, sobre lo que parecía natural
y normal en el marco de su relación, era inquietante, y un probable anuncio del
fin. La sexualidad es una cosa frágil, es difícil entrar en ella y tan fácil
salir…
…
Un año antes, sintiendo que empezaba a tener dificultades para soportar las
escenas del crimen, había ido al centro budista de Vincennes para preguntarles
si era posible practicar allí el Asubhá, la meditación sobre el cadáver…
…
De este modo, concentrando al máximo sus facultades mentales para tratar de
seguir los preceptos enunciados por Buda en el sermón sobre la atención, había
podido observar atentamente al cadáver macilento, observar atentamente el
cadáver supurante, observar atentamente al cadáver desmembrado y al cadáver
comido por los gusanos. En cada estadio, tenía que repetir cuarenta y ocho
veces: “Ese es mi destino, el destino de toda la humanidad, no puedo eludirlo”.
Hace unos días salía a la venta en Francia la última novela de Michel Houellebecq, La carte et le territoire. Y lo hace rodeada de polémica, algo que no es infrecuente en las publicaciones de este autor. Sin embargo, esta vez las acusaciones van más allá de la misoginia o el racismo, ya que el pasado día cuatro se hacía pública la acusación de que Houellebecq había copiado párrafos enteros de la Wikipedia en su nueva novela, a través de la página web Slate.fr.
En concreto, los párrafos copiados pertenecerían a las descripciones de las moscas domésticas, la ciudad de Beauvais, e incluso la descripción del político francés Frédéric Nihous, algo habitual en la prosa de Houellebecq. Por supuesto, la editorial Flammarion ha contestado a las acusaciones, explicando que Houellebecq utiliza a veces información de páginas oficiales, para después retocarla e incluirla en sus novelas, o incluso algunas veces utiliza cortas citas de estas páginas. Pero Michel no hace ninguna referencia a la Wikipedia en su novela, y para ésta resulta muy complicado emprender acciones legales, ya que sus artículos están escritos en común por muchos usuarios y bajo la licencia Creative Commons, que permite reproducirlo para fines comerciales, siempre y cuando se les cite como fuente. Pero es que aún hay más…
Después de esta polémica, el pasado día 7 el diario Le parisien recogía el testimonio de Michel Lévy que acusaba al autor de haber plagiado el título de la novela, ya que él mismo escribió una novela en 1999 con ese mismo título, ‘La carte et le territoire’. Lévy, cuya hermana es la fundadora de la Asociación de Amigos de Michel Houellebecq, se queja de que el autor conocía la existencia de su novela y que no es casualidad. La editorial, como buena madre literaria, ha vuelto a salir en defensa del retoño, aduciendo que se trata de una expresión común, y, por lo tanto, no sujeta a derechos de autor.
…
En la película asiática, la totalidad del relato podía ser interpretada como el
despliegue de la confesión que, en los últimos planos del film, el señor Chow
(Tony Leung) le susurraba a un agujero en los muros de un templo camboyano para
que aquellas piedras ancestrales conservaran la memoria de su incurable herida
emocional. Allí una única secuencia funcionaba como resorte de una lectura que
se proyectraba hacia el pasado del propio film –no solo de la historia narrada
por éste- para generar un nuevo sentido que retroiluminaba cruciales aspectos
de la puesta en forma de la película…
…
Recordemos el letrero final de In the Mood for Love. “Aquellos tiempos pasaron
(…). Él recuerda esa época pretérita como si mirase a través de un cristal
cubierto de polvo. El pasado es algo que se puede ver, pero a través de un
cristal cubierto de polvo. El pasado es algo que se puede ver, pero no tocar. Y
todo cuanto se ve está borroso y confuso.
De cuadernos de cine Caimán
(Julio-Agosto 2012), “La vida que se aleja”, Carlos F. Heredero.
Jed
no era joven, hablando con propiedad nunca lo había sido, pero era un ser
humano relativamente poco experimentado. En materia de seres humanos sólo
conocía a su padre, y tampoco mucho. Esta frecuentación no podía incitarle a un
gran optimismo en cuanto a las relaciones humanas. Por lo que había podido
observar, la existencia de los hombres se organizaba alrededor del trabajo, que
ocupaba la mayor parte de la vida, y se realizaba en organizaciones de
dimensión variable. Al final de los años de trabajo se abría un período más
breve, marcado por el desarrollo de diversas patologías. Algunos seres humanos,
durante el período más activo de su vida, intentaban además asociarse en
microagrupaciones, denominadas familias, cuya finalidad era la reproducción de
la especie, pero estas tentativas, casi siempre, daban un brusco viraje por
motivos relacionados con la “naturaleza del tiempo”, se decía él vagamente
compartiendo un café exprés con su amante…
Pg. 92-93 “El mapa y el territorio”
Michel Houellebecq
Quien reseña no está capacitado para juzgar si El mapa y el
territorio merecía ganar el Goncourt, entre otras cosas porque doctores tiene
la iglesia y el mercado editorial recetas para dilucidar estas cuestiones tan
manidas y que tanto sirven para rellenar párrafos sin ton ni son desde idiotas
controversias. Corten la vegetación. Michel Houllebecq tiene la extraña virtud
de adaptarse y desgranar el contexto con pasmosa facilidad. Lo ha vuelto a
hacer y seguirá repitiéndolo, no se preocupen. Es un antropólogo vestido de
cínico que en esta ocasión endosa un estupendo traje de madurez. Prescinde de
alardes efectistas, sienta cátedra en el sillón del presente imaginando el
futuro y solventa su asunto con elegancia. Relean la novela dentro de unos años
y comprenderán más y mejor su mensaje. Y no menosprecien la trascendencia de un
calentador, se lo ruego.
Todo
este asunto del mundo estropeado me lleva a verlo bajo una especie de capa de
corrupción verde, como el queso pasado, con unos mórbidos brillos tornasolados
y un olor a decadencia mientras se desmorona. Claro que esto no es lo que
ocurre físicamente, pues el deterioro es obra de una burda presunción y una horrenda
y opaca novedad; una suerte de prisa que se extiende por doquier y todo lo
atiborra. Prefiero la putrefacción verdosa. Los edificios vulgares, la música
vulgar, las imágenes vulgares, los periódicos vulgares, el gusto vulgar son
burdos, presuntuosos y horrendos, pero debajo está la putrefacción, y todo se
deslavaza y se cae a pedazos como si fuera queso podrido, y nosotros somos los
gusanos, que comen con gozosa gula.
Tú
sabes lo absurdo que me ha parecido siempre presumir sobre el mundo libre
siendo esclavos como somos todos. Pero sin duda nosotros tenemos algunas
libertades que ellos no tienen.
Algo sublime, afín,
inglés y castellano loco. Y también cuestiones de moral, reprobables. Y también
la manera en que gracias al conocimiento se pueden evitar, o al menos no ser
tan reprobables determinados actos. La manera en que esa reprobación puede rebajarse con agua un grado menos, lo suficiente para quebrar unos meses de
cárcel o la condena al completo.
Pero
la mayoría de las cartas son recibos. Algunas dicen que en breve me cortarán el
gas y la electricidad y el teléfono si no pago mis facturas, y algo más arriba
de la pila hay cartas sobre el mismo asunto, que me informan de que eso ya ha
ocurrido y de que ya no tengo gas ni electricidad ni teléfono, y me costará
muchísimo dinero volver a ponerlos. El alquiler del piso también había vencido,
y las cartas del casero habían ido quedándose rígidas y frías desde el día de
San Juan, y yo esperaba vagamente encontrar a los alguaciles y a sus hijas
sentados por ahí jugando a la canasta y fumándose mis cigarrillos y bebiéndose
mi ginebra, o quizá durmiendo en mi cama, pues me había saltado el equinoccio y
San Juan y San Miguel sin escribirle ni una sola línea a mi casero. Es una
lástima cómo echamos a perder los días festivos pagando el alquiler y otras
cuentas, o pensando que debemos pagarlas, cuando el día del equinoccio
deberíamos comer cordero en salsa de menta y esperar en vano y con el oído
atento la llegada del cuco, y el día de San Juan comer fresas con nata en los
jardines o en las barcas, y el día de San Miguel tomar ganso y salvia y puré de
manzana, en vez de pasar los días garabateando en el talonario y arruinándonos.
…
Por supuesto, desde cierto punto de vista tenía razón en cuanto a la Iglesia,
que se había apartado tanto, y casi en el acto, del que había sido su primer
propósito, y se había vuelto sanguinaria y perseguidora y cruel y guerrera, y
solía montar un gran alboroto por nimiedades, y trataba de excluir todo lo que
no estuviera hecho de cierto modo, y por ciertas personas, y había erradicado
las herejías con saña y violencia. Y este error de la Iglesia cristiana,
presente en todas sus ramas y en todos los países, es una de las cosas más
tristes que han sucedido en el mundo. Pero esto es lo que ocurre cuando una
idea magnífica ha de ser llevada a la práctica por la humanidad, que no la
entiende muy bien pero la interpreta a su manera y piensa que lo hace guiada por
Dios, a quien al fin y al cabo tampoco entiende del todo. Pero algó sí que ha
entendido, pues la Iglesia ha tenido siempre una gran magnificencia y mucho
coraje, y mucha gente ha muerto por ella (lo cual se supone que compensa a toda
esa otra gente que ha tenido que morir porque no la aceptaba), y ha florecido
en el conocimiento y la cultura y la belleza y el arte, para alzarse contra su
propia oscuridad y barbarie y oscurantismo y tontería, y ha producido santos y
mártires y gentileza y bondad, aunque todo esto también se haya dado libremente
fuera de ella. Todo en conjunto es un maravilloso y extraordinario desfile de
contradicciones del que yo, cuando menos, quiero formar parte, aunque sea una
tontería para el resto de mis amigos.
Pg. 265 “Las torres de Trebisonda”,
Rose Macaulay
Va
Eva
animal de sal
si vuelves la cabeza
en tu cuerpo
te convertirás
y
tendrás nombre
y la palabra
reptando
será tu huella
Blanca Varela
De la wikipedia:
Gomorra: Estaba
situada en el valle de Sidim junto al Mar Muerto
y era una de las cinco ciudades de la llanura, junto con Sodoma, Adma, Zoar y Zeboím.
Sodoma: Estaba
situada en el valle de Sidim junto al Mar Muerto
y era una de las cinco ciudades de la llanura, junto con Sodoma, Adma, Zoar y Zeboím
Atravesaron el Helesponto,
llamado así porque ahí pereció uno de los hermanos que iba montado en el
carnero Aries
cuya lana era de oro –que era la que los Argonautas iban a buscar– y se llamada
Heles, de ahí Helesponto. Un peligro grande eran las gigantescas rocas entre
las que había que pasar; eran las Simplégades. Y así entraban en el Ponto
Euxino. Costearon por el norte la península de Anatolia. Más tarde llegaron a
la ciudad de Ea, ya en la Cólquida, fin del trayecto.
Ponto Euxino,
nombre que dieron los griegos jonios al Mar Negro. Gradualmente, el territorio se identificó
con ese nombre y en algún momento del siglo
III a. C. se redujo a Ponto, que significa simplemente mar
Los amantes de los héroes solían ir por todo el
mundo con ellos, y estaban en todos los ejércitos y en todos los barcos, pero
nunca nos enteramos lo suficiente de sus obras, pues en las historias se dan
por descontadas. Fueron a las cruzadas y fueron con los ejércitos griegos a
sitiar Troya, y, a medida que iban envejeciendo, a lo largo de los años, fueron
regresando a Grecia, y entonces las sustituyeron otras más jóvenes. Marcharon
con los Diez Mil de Jenofonte y debieron de emborracharse con la miel de
Trebisonda, y marcharon por Francia con nuestro ejército durante la guerra de
los Cien Años, y con el ejército de Wellington por la península Ibérica, donde
gustaron mucho a los soldados españoles y portugueses, y con las tropas
realistas durante nuestra guerra civil: pero a Cromwell no le gustaron en
absoluto y mandó acabar con ellas. Algunas de ellas llegaron a Gran Bretaña con
los romanos y los sajones y los jutos y los vikingos y los normandos, pero no
fueron suficientes, así que se echó mano de las mujeres británicas para
completarlas. De ahí que seamos una raza mestiza. Sí, pensé, las mujeres han
ido a todas partes con los ejércitos, diligentemente, pues los soldados
necesitan amor; pero ahora a las mujeres que van con los ejércitos no se las
anima a ser tan diligentes; forman parte del cuerpo militar y se las llama Ats
y Wrens y Waafs y Wracs y se las retiene tras la línea de fuego, y se las
convierte en apenas un pequeño consuelo para los soldados, aunque estos aún
necesiten amor.
Pero los argonautas andaban por la costa del Ponto
con sus mujeres, y comían cerezas maduras, y almendras, y descansaban en los
tupidos bosques a las orillas de los ríos, agotados por el mal turco, y por
toda aquella navegación póntica, atravesando mares encrespados que se
bamboleaban como un camello, y, aunque Jasón anhelaba la Cólquide y el
vellocino de oro tanto como yo anhelaba el golfo de Alejandreta, que estaría en
calma, azul, tibio y repleto de barcos, en uno de los cuales estaría mi amor,
Jasón también había descansado, como descansaba yo durante la canícula, picada
por los mosquitos, en un profundo bosque a orillas de un río, dejando pasar el
tiempo.
Las torres de Trebisonda, Rose Macaulay
Lila Azam
Y algunas novelas:
El encantador, Nabokov y la felicidad, de Lila Azam
Zanganeh. Editorial El duomo.
No leer, de Alejandro Zambra. Alpha Decay
La escuela del virtuoso, de Gert Jonke. Ediciones
del Subsuelo
El mal del ímpetu, de Iván Goncharov. Editorial
Minúscula.
Cómo se escribe una vida, de Michael Holroyd.
Editorial La Bestia Equilátera.
Dos apuntes certeros y ligeros o no tan ligeros sacados de “Las
torres de Trebisonda”, Rose Macaulay.
Lo que interesa a los extranjeros son las cosas que etaban
ahí antes de que empezaran a avanzar. Y aun diría que, en Inglaterra, los
extranjeros solo quieren ver Stonehenge y las murallas romanas, las villas y el
campo donde está enterrado el pueblo de Silchester, los castillos, las iglesias
de los normandos y las ruinas de las abadías medievales, y les importan un
bledo Sheffield y Birmingham y nuestras granjas modelos y los nuevos pueblos y
universidades y escuelas y presas y aeródromos y todas esas cosas.
-Todo el mundo debería amar a su país.
-Halide estaba muy guapa, firme y patriótica,
como si fuera a luchar a muerte por Turquía.
-- ¿Por qué debería amarlo? ¿Acaso es un mérito
amar el sitio donde uno vive, o donde ha nacido? ¿Se debe amar Birmingham si
has nacido allí? ¿O Leeds? ¿O Kent? ¿O Surrey? – le pregunté, pues nunca había
logrado entender aquello, y suponía que era mejor amar a todos los países y a
todas las personas- ¿O Moscú? – añadí, solo por molestarla
-- ¡Moscú! – lo dijo como una maldición.- Claro,
supongo que los rusos aman Moscú. No puedo argumentar sobre el amor al propio
país. Es, simplemente, algo que se hace, como amar a la propia madre.
Estaba tranquila y viva y era aún joven, era ella misma y su
cuerpo en plena salud disfrutaba con todas sus fibras del indulgente calor de
la madrugadalas móviles ventanas de su
nariz aspiraban agradecidas los olores dulzones provenientes del mar que ella
no podía ver, pero cuyo rumor oía justo en la parte baja del bulevar, lo
percibía como un desencadenamiento de luminosidad glauca en el día matinal,
como un reflejo broncíneo sobre el azul tenue del cielo.
Tres
mujeres fuertes, Marie NDiaye
Un ejemplo devastador de aparente grandielocuenciapropia de un púber.
Elsa Morante, casada con Alberto Moravia, amiga de grandes
escritores y artistas, tuvo una vida marcada por experiencias dolorosas e
intensas; siendo ya una escritora conocida y respetada, se separó de Moravia,
vio morir a uno de sus más queridos amigos, enfermó, siguió escribiendo;
intentó quitarse la vida y finalmente, en 1985, murió de un infarto, tras un
largo y penoso internamiento en hospitales. Era guapa, tenía una sonrisa entre
tímida e irónica, un rostro juvenil. Vivió siempre rodeada de animales. No tuvo
hijos. De las muchas, e importantes relaciones que mantuvo, fue muy especial su
contacto y amistad con las hermanas Zambrano, María y Araceli, que conoció
durante el periodo en que éstas vivieron en Roma. Araceli prestó su nombre y
una parte de su vida, para su última novela, inspirada en la amiga, ambientada
en España. Con María compartió algo tal vez más importante: el fondo
espiritual, el entramado ético que sustenta la obra de ambas.
Es difícil resumir los muchos personajes y los muchos
sentimientos que Morante refleja en sus libros, centrados en una intensa
reflexión moral, en la búsqueda del origen del dolor, de la semilla del llanto,
como se dice en Araceli. En ellos encuentran una voz todos los actores
secundarios del mundo, los seres invisibles, anónimos que la escritora
transforma en los simbólicos protagonistas de sus libros: los niños, los
animales, la mujer, los más expuestos a ser solo partes insignificantes del devenir
de la otra Historia, cruel, inhumana., obscena, como le gustaba repetir. La
mirada de la Morante, y su palabra, tratan de generar alguna forma de justicia,
aunque solo literaria y estética, y de rescatar y dar valor a todas esas vidas
desenfocadas y omitidas, minúsculas y plurales.
Pasajes inolvidables que recuerdan por qué Elsa Morante es
de una de las escritoras italianas más importantes del siglo XX.
Por qué puede que deje el segundo relato y me pase al
tercero. La forma es fundamental pero también el fondo piscinesco, de
apariencia trascendente:
Había aprendido a pensar así ahora, por más que lecontrariara e hiriera siempre tanto, pero
hacía concordar su expresión con la evidente voluntad de Fanta, manifestada por
toda su actitud, de no considerarla ya como la de ellos, sino únicamente como
la de él, su pobre casa que se tambaleaba, y no por esta razón, lo sabía, no
debido a la irremediable desgracia de la casa con la que él sabía que Fanta en
el fondo no tenía que ver, sino porque él había elegido esa casa, le había dado
un nombre y, de alguna manera, se la había inventado.
A lo largo de toda la mañana, como los vestigios de un sueño
penoso y vagamente envilecedor, le acompañó el pensamiento de que habría sido
mejor, en su propio interés, no hablarle así; luego, a fuerza de darle vueltas
en su mente inquieta, esa idea se trocó en certeza y más aún porque ya no
conseguía acordarse muy bien de cuál había sido el motivo de la discusión, ese
sueño penoso y humillante del que no le quedaba más que un regusto lleno de
amargura.
Inicio
del segundo relato de Tres mujeres fuertes, Marie NDiaye
Creo que es difícil empezar peor una novela o un relato.
¿Culpa del traductor? El Caso es que el inicio del primer relato es igual de
penoso que los vestigios de un sueño penoso o que este otro inicio.
Busco un párrafo que sea sublime y no lo encuentro. La
autora nos está contando una historia. De nuevo el lenguaje está cuidado pero
sobre todo es lo que se nos viene encima, hecha ya la presentación mínima de
los personajes.
Se alisó los cabellos
hacia atrás, se volvió a hacer el moño ralo que llevaba en la nuca y, cuando
estiraba el cuello para captar su reflejo en el retrovisor, pensó que quizá a
Sony le costaría reconocerla, pues no tenía aún, cuando se habían visto ocho o
nueve años antes, esos dos surcos a cada lado de la boca ni ese mentón un tanto
grueso, regordete, contra el que se acordaba de haber luchado ferozmente siendo
más joven, en la vaga y culpable conciencia de que los michelines sublevaban a
su padre, que luego ella había dejado instalarse sin más remordimientos e,
incluso, con una provocadora satisfacción ante la idea precisamente de que un
mentón semejante ofendería en ese hombre esbelto su gusto por la delgadez,
desde el momento en que ella había decidido ser libre, liberarse de toda
preocupación de complacer a un padre que no la quería.
Tres mujeres fuertes, Marie
NDiaye
La editorial rey Lear (la misma que editó Motor Lab Lonqi, de Miguel Ángel Martín) reedita "Una semana de lluvia", de Francisco García Pavón
De la wikipedia:
El público lo apreció, sobre todo, como creador de un peculiar detective literario en la figura del Jefe de la Policía Local de Tomelloso, conocido por Plinio; éste, con la eficaz ayuda de su "Watson" particular, don Lotario, veterinario del pueblo, resuelve eficazmente todo tipo de casos que se presentan en la localidad manchega y alrededores, desde asesinatos a robos de jamones. Enfoca el género conocido como novela policíaca como una mezcla de lo estrictamente policíaco con elementos costumbristas y crítica social hasta donde era posible en la época. Eso le da pues un particular lugar en la historia de la novela negra española.
Tiene ganas de estar
lejos de los hombres. Lejos de todos los que lo cortan a cada palabra. Las
personas entre las que nació, entre las que ha vivido, le son extrañas. Y los
que se arrastran por el camino de la sinrazón tampoco son de los suyos. ¿Quién
es? Andando por la isla sabe que sólo le pertenece a ella. Un animalillo de
ojos amarillos y pies ágiles, medio mono, medio cabrito, y ningún hombre lo
habrá concebido, ninguna mujer lo habrá llevado. Así se siente entero.
Suspiro, Ananda Devi
Tenía grilletes que le impedía bailar. Tal vez le hubiera
gustado bailar pero no quería bailar. Tal vez hablar pero entre aquellos tenía
la sensación de que una conversación era imposible. Pero tantas veces había
conversado con gente así… y sin embargo los grilletes le ahogaban la garganta.
Los mismos que antes tenía atándoles los tobillos.