sábado, 14 de julio de 2012

vulgar

Todo este asunto del mundo estropeado me lleva a verlo bajo una especie de capa de corrupción verde, como el queso pasado, con unos mórbidos brillos tornasolados y un olor a decadencia mientras se desmorona. Claro que esto no es lo que ocurre físicamente, pues el deterioro es obra de una burda presunción y una horrenda y opaca novedad; una suerte de prisa que se extiende por doquier y todo lo atiborra. Prefiero la putrefacción verdosa. Los edificios vulgares, la música vulgar, las imágenes vulgares, los periódicos vulgares, el gusto vulgar son burdos, presuntuosos y horrendos, pero debajo está la putrefacción, y todo se deslavaza y se cae a pedazos como si fuera queso podrido, y nosotros somos los gusanos, que comen con gozosa gula.
            Pg. 358 Las torres de Trebisonda, Rose Macaulay

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