viernes, 29 de marzo de 2013

hace cuatro días

Ha muerto un insigne protagonista de la ciudad. Un protagonista anónimo que no lo fue tanto hace veinte o treinta años. La época de su esplendor fue la de mi niñez. Su nombre aparecía en programas deportivos de radio locales. Su hijo continuó sus pasos. Su hijo emigró para trabajar y dejó a unos amigos que nunca fueron suficientemente amigos. Ahora, las circunstancias han propiciado el encuentro. Él, su hermana, la viuda y el muerto. Llovía bastante y seguirá haciéndolo. Han pasado treinta años y la viuda está delicada de salud. El piso, de repente, se ha quedado grande y tal vez en breve se quede vacío. Hace cuatro días como quien dice el muerto solicitaba poner una pequeña antena en su ventana para ver el fútbol internacional. Hace cuatro días trotábamos ajenos a esta realidad que nos encadena al dolor y a la pérdida. El mundo, nuestro mundo, mi mundo, va dejando habitaciones vacías por las que paseo mientras llueve dentro y fuera del piso que es el mundo.

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