Como no conseguía
salir las amigas me visitaban después del almuerzo, ocupaban los sofás, traían
sillas del pasillo y del comedor, y conversaban en un tono más agudo que el
habitual, de súbito optimistas y alegres llenas de planes de futuro que me
incluían, y yo las imaginaba respirando hondo en el rellano como actores a
punto de entrar al escenario para una pequeña comedia de felicidad y esperanza
que ninguna de nosotras poseía, ansiosas con su propio sufrimiento, con su
propia vida, y, como en edad estaban muy cerca de mí, interrogándose sobre la
forma que la muerte elegiría para arrastrarlas consigo, implorando Dios mío un
cáncer no, como si Dios se tomase el trabajo de confeccionar agonías personales
a la manera de laos sastres que confeccionan ropa a medida, en vez de barrernos
con un gesto distraído como insectos incómodos.
El orden natural de las cosas,
Lobo Antunes
La otra generación del 27, los humoristas, cineastas,
dibujantes y vividores en una España hambrienta, Tono, Mihura, Jardiel,
Neville, las amistades, una filosofía de vida en común... Y la torre de los siete jorobados de Emilio Carriere adaptada al cine,
en mitad de la nada los dobles, espejos, los sainetes, el terror, el buen humor
y unirlo todo con un lazo encima para el día de la madre, dicen, porque uno no
se entera de esas cosas.
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