Para Trías la Razón
será siempre subsidiara de algo previo que necesariamente estará antes que
ella: el dato de la pura existencia que se percibe empírica y afectivamente por
medio del asombro. El inicio no está jamás en el propio movimiento de la Razón,
sino en el dato que se impone como una experiencia que es anterior y
fundamental. “El carácter del dato del comienzo –escribe- (…) debe proceder de
una fuente de conocimiento que es la única a través de la cual puede ese dato
presentarse. Esa fuente es la experiencia. La filosofía ha de partir de un dato
empírico si no quiere incurrir en su peor vicio: la abstracción vacía e inane.
Ese dato de experiencia debe venir impuesto. Debe despejar, por su sola
presencia, todo asomo de duda o perplejidad respecto a su pertinencia. Debe ser
un dato que posea carácter de obviedad (Trías, 1999, 32). Hay pues algo previo
y original que se impone como obvio y como incuestionable, algo que, valga
decirlo así, da lugar al despliegue del movimiento histórico. Y eso previo, que
es aprehendido de modo afectivo o emocional y que es, por tanto, anterior a
toda Razón, es el dato mismo del hecho de existir.
La obra de arte como
experiencia del límite. Una aproximación estética al pensamiento de Eugenio
Trías, por Javier Fuentes Feo (Revista de Occidente, Octubre 2008)
Hercules Seghers
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