martes, 1 de enero de 2013

la plena realización del yo


La vida se perfila como suma de decisiones irrevocables y entregas irreversibles. La sabiduría upanishádica no concibe la vida como una forma de tener, sino de ser. El yo no es lo que posee ni se identifica con las ganancias acumuladas en su pasado. No sobrevive a través de los méritos mencionados en los obituarios, “en las memorias tejidas por la benéfica araña”, o de sus posesiones, transmitidas en legados cuyos sellos abre “el flaco notario”. Tener no es la premisa del ser, a pesar de los valores tangibles profesados por “un siglo de prudencia”. El sentido de identidad no radica en el “yo soy lo que tengo”, sino en el “soy lo que doy”. La plena realización del yo no se alcanza a través de una relación de posesión, sino en el amor que anula el deseo de tener y que cobra realidad en el acto de dar: “por esto, y sólo por esto, hemos existido” en “la terrible osadía de un momento de entrega/ que un siglo de prudencia jamás podrá revocar”…
                Pg. 164 del análisis de la Tierra Baldía. Edición Cátedra.
 

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