Han colocado un cartel de cine en
una habitación. La persona que entra ofrece gratuitamente su opinión. Le gusta
o no le gusta. El color, el paisaje y la luminosidad que tiene es lo que
inclina su opinión hacia el buen o mal gusto. El título, la obra que
representa, la época o la actriz no le supone ni dice nada.
Sólo el color, las lilas, las rosas, el río que surge al fondo.
Es difícil que una persona así
pueda ser mi amiga un día. Es difícil que me pueda ver en lo que soy.
Puede ser que escriba guías de
viaje cutres, pero fui un profesor inspirado. Podía conducirlos como mansas
ovejas a lo largo de los setos espinosos de la sintaxis y de la gramática,
podía hacer que el carro del Sol se precipitara de manera que pareciera que
toda la clase estaba ardiendo, y podía –y eso lo hice ese día- hacer morir a
Sócrates con una dignidad que ellos no olvidarían nunca en su corta o larga
vida…
La
historia siguiente, Cees Nooteboom
El dolor tiene que estar grabado en las líneas de tu rostro
y no en tu memoria”.
La historia siguiente, Cees Nooteboom
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