Por primera vez en
mi vida me asaltó un sentimiento de abrumadora melancolía. Antes sólo había
experimentado tristezas no del todo desagradables. Pero el vínculo humano me
arrastraba irresistiblemente al abatimiento. ¡Una melancolía fraternal! Pues
ambos, Bartleby y yo, éramos hijos de Adán…
Bartleby, el escribiente,
Melville
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